Un grupo de trabajo mixto impulsa la financiación e inversiones de proyectos con efectos positivos en la comunidad
Cuando una idea es buena, todos se alinean detrás de ella para poder llevarla a la práctica. Eso es, precisamente, lo que está pasando con las inversiones de impacto en la Argentina. Hay cada vez más actores trabajando juntos para que poder invertir buscando generar un retorno financiero y a la vez un impacto social y medioambiental positivo sea posible en nuestro país.
De hecho, la temática está tomando tanta magnitud que será el foco de la XV Jornada Anual del Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE) el próximo 26 de septiembre.
Desde hace más de un año, el mundo financiero (Organización Román), empresarial (MercadoLibre, Natura y Banco Galicia), el gobierno (de la ciudad de Buenos Aires), las organizaciones sociales (Fundación Avina), las universidades y el BID se arremangan juntos en el Grupo de Trabajo de Inversión de Impacto, porque saben que esto es lo que se viene. Y nadie quiere quedarse afuera.
“A futuro no va a haber otra manera de hacer las cosas. No vamos a hablar más de inversiones comunes o de impacto, sino de que para invertir hay que considerar estas tres cuestiones: lo social, lo ambiental y lo económico. Porque si queremos apuntar a la sostenibilidad de la inversión a largo plazo, sí o sí es importante observar el impacto que tiene en las comunidades y en el ecosistema. Lo mires por el lado del riesgo, de la oportunidad o de la sostenibilidad del negocio, esta va a ser la manera de invertir”, explica María Laura Tinelli, directora de Acrux Partners, una consultora de inversiones de impacto con foco en América del Sur y una de las promotoras del Grupo de Trabajo.
Esta tendencia queda confirmada según las cifras del Global Impact Investment Network que muestran que, en el último año, las inversiones de impacto crecieron un 16% anual en el mundo. Si bien todavía no representan un porcentaje considerable del total de las inversiones globales, se estima que hoy rondan los 114.000 millones de dólares. En este escenario, América latina representa el cuarto destino elegido por inversores internacionales: los países que están más desarrollados son México, Brasil y Colombia. En un segundo grupo de países están Perú, Uruguay y la Argentina.
“No habíamos entrado antes a este mercado, porque los últimos 12 años no estaban las condiciones dadas para que inversores internacionales desarrollaran negocios aquí, y la inversión de impacto se rige por las mismas reglas. Hoy, eso se está revirtiendo. También hay que decir que hubo pioneros como Njambre o Equitas, que hace muchos años comenzaron esta trayectoria, pero tuvieron que escalar el Everest en ojotas, ya que desarrollaron sus compañías en condiciones extremadamente adversas. Hay casos paradigmáticos como el de Njambre y algunas de sus compañías bajo su cartera, o Interrupción, que sí han logrado captar inversiones tanto nacionales como de afuera”, agrega Tinelli.
Lo que diferencia a las inversiones de impacto de la filantropía, es que buscan necesariamente un retorno financiero, que tiene que haber intención de generar impacto social o ambiental demostrable y que ese impacto tiene que ser medible.
En lo que todos los actores coinciden es en que si bien en la Argentina se avanzó mucho, todavía falta otro tanto por hacer.
“El objetivo de la inversión de impacto es promover negocios para llegar al ciudadano de a pie no solo como inversor sino para mejorar su calidad de vida. El desafío es cómo hacemos para que el capital disponible mejore la calidad de vida de la gente”, expresa Constanza Gorleri, Gerente de Sustentabilidad de Banco Galicia.
Y la buena noticia es, que además de ser una inversión responsable, está comprobado que es un buen negocio. El retorno y desempeño promedio de estas inversiones es de 5,4% para mercados desarrollados y de 8,6% para emergentes. Para inversiones de capital o equity, el retorno promedio en inversiones de impacto es de 9,5% en mercados desarrollados y de 15,1% en economías emergentes.
En lo que todos los actores coinciden es en que si bien en la Argentina se avanzó mucho, todavía falta otro tanto por hacer. “Nosotros creemos que alguien tiene que desarrollar el financiamiento de todas las Metas del Milenio y eso no puede hacerlo solo el Estado, también lo tiene que hacer el sector privado y el bancario. Por eso los bancos tienen que empezar a analizar qué nuevos instrumentos existen que acerquen la oportunidad de financiamiento de impacto”, agrega Gorleri.
La Argentina tiene varias condiciones favorables para el desarrollo de este tipo de inversiones, como ser la gran cantidad de ejemplos exitosos de empresas de impacto viables en el país; un ecosistema emprendedor en crecimiento y con buenas bases; un sector filantrópico local que transita hacia la inversión con impacto y una progresiva apertura del Gobierno para promover este tipo de inversiones a través de incentivos fiscales.
“Hay muchos indicadores prometedores de que este escenario podría modificarse para la Argentina en el corto o mediano plazo: la calidad de sus emprendedores, las políticas públicas recientes como la ley de emprendedores o la creación del Fondo de Fondos, y la existencia de inversores pioneros, institucionales y del ámbito privado, que están abriendo el camino y generando casos de inversión en impacto”, expresa Erika Molina, especialista del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin).
El BID, a través del Fomin, está apoyando fuertemente el fortalecimiento del ecosistema de inversión de impacto en el país.
“Uno de los resultados más importantes del Grupo es que este año la Argentina logró un asiento en el directorio del Global Steering Group on Impact Investment (GSG II) y somos el único país emergente que está sentados en el Directorio del GSG. También se trabajó en las modificaciones necesarias del marco fiscal y legal. Lo que hacemos es incidir entre pares para crear las condiciones necesarias a fin de que el capital se alinee detrás de este tipo de negocios, y que esta nueva manera de analizar las inversiones permee hacia el corazón del mundo financiero, el objetivo en Argentina es no meter a la inversión de impacto en un “nicho” para después tener que sacarlo de ahí sino que forme parte de una nueva manera de hacer negocios. Trabajamos para allanar el camino hasta generar un cúmulo suficiente de inversores que puedan inviertan de esta manera”, dice Tinelli.
Otra de las líneas en la que se está trabajando junto al GCBA es en el lanzamiento de un bono, bajo la modalidad de un “vínculo de impacto social” (VIS). Los bonos de impacto son instrumentos que ofrecen una tasa de retorno atada al cumplimiento de un objetivo que implica una mejora social. En este caso, el objetivo será aumentar los índices de empleabilidad de jóvenes vulnerables en la zona sur de la ciudad.
¿Cómo se va a poder invertir?
¿De qué forma se va a poder invertir en la Argentina? A través de aceleradoras, fondos de inversión y bonos de inversión de impacto social.
¿De qué forma se va a poder invertir en la Argentina? A través de aceleradoras, fondos de inversión y bonos de inversión de impacto social. “Grupo Roman, Mercado Libre y Banco Galicia son los pioneros que tiene nuestro país en desarrollar estas inversiones y ponerlas al alcance de la mano de todos. También hay por lo menos cuatro ideas de bonos de impacto social que se están gestando en temas como cáncer de mama, telemedicina para población vulnerable y otro en educación”, agrega Tinelli.
El Banco Galicia es uno de los actores involucrados en la elaboración del VIS y también está desarrollando otros campos de acción. “Somos pioneros en entender cuál es nuestra estrategia de sustentabilidad en el banco. Y es tener negocios que tengan un retorno, pero también un impacto en la sociedad y en el medio ambiente. Nuestro objetivo es generar nuevos negocios y herramientas que tengan este fin. Empieza a haber en la Argentina fondos de impacto y el banco empieza a evaluar ser inversor en uno de esos fondos. Ya tuvimos conversaciones con la gente de Pegasus para invertir en la vivienda accesible. En paralelo, junto con otros bancos, creamos la Comisión de Finanzas Sostenibles en Adeba, como un espacio de intercambio para ver cómo poner foco en la agenda de las finanzas que buscan un impacto social y ambiental”, resume Gorleri.
La Organización Román también es otra pieza clave de este engranaje que está por empezar a girar. Este family office viene siguiendo el tema los últimos años, y está muy interesado en ser parte de este cambio. “Hay una vocación de invertir un porcentaje del patrimonio en este tipo de inversiones y ya estamos en conversaciones para poder hacerlo de manera directa o indirecta. También estamos acompañando el grupo de trabajo en la Argentina y consolidando el desarrollo de un ecosistema favorable”, cuenta Fabiana Oliver, responsable de sustentabilidad de la Organización Román.
¿Por qué decidieron desde la entidad involucrarse en las inversiones de impacto? “Porque creemos que los recursos son finitos y los problemas ambientales y sociales demandan ingeniería eficiente y esta es la mejor manera de hacerlo. Hoy creo que el proceso está en movimiento. Los emprendedores, las incubadoras, las aceleradoras, los fondos están generando conversaciones para que esto pueda ocurrir. Y la Argentina empieza a aparecer como mercado de interés a nivel regional. Este año se consolidaron los actores y el grupo. Quizás el año que viene ya se pueda hablar de formalización y de inversiones concretas”, concluye Oliver.
En dónde ya se puede invertir en el país
Arbusta
Producto del holding Njambre trabaja capacitando en habilidades tecnológicas a jóvenes vulnerables e insertándolos dentro del mercado laboral, mediante la oferta de servicios de testeo de software, difusión en redes y digitalización de documentos al mercado. Arbusta demuestra que se puede tener un emprendimiento con impacto social y escalable. De cada 10 dólares de valor de la hora de Arbusta, el 50% va a generar valor social traducido en capacitación y beneficios para jóvenes; 35% son costos operacionales y el 15% es ganancia reinvertida en la
Empresa Arbusta
Interrupción
Fundada en 2001 en la Argentina y Estados Unidos, la compañía produce, exporta y distribuye frutas y vegetales orgánicos directamente a comercios retail, fomentado el consumo sostenible y responsable, el comercio justo y la nutrición biodinámica. Interrupción tiene sus propias tierras y también trabaja en asociación con productores locales en la Argentina, Chile, Perú, Costa Rica, México, Europa y los Estados Unidos. Emplea a más de 320 personas y generó más de 33 millones de dólares en 2016. interrupcion.org
Arqlite
El proyecto, con foco en la sustentabilidad, nació hace dos años en Estados Unidos, y desembarcó en la Argentina en 2016. Consiste en la fabricación de piedras plásticas que se emplean en la construcción. Actualmente, la fábrica de Boulogne genera unas 50 toneladas de piedras por mes. Este año, con inyección de capital, buscan comprar una nueva máquina que les permitirá llegar a las 200 toneladas mensuales. La materia prima que les permite producir esa cantidad de piedras es el plástico no reciclable y llega desde grandes compañías que les acercan sus desechos. arqlite.rocks
Una jornada para aprender sobre el tema
Este año, la XV Jornada Anual del GDFE tendrá como tema: “Dinamizar el desarrollo: Inversiones de Impacto en Argentina”. Se hará mañana y se convoca al sector público, privado y a la sociedad civil a debatir acerca de las oportunidades y los desafíos de las inversiones de impacto, una alternativa dentro de la inversión social privada que es tendencia a nivel global. Algunos de los disertantes serán María Laura Tinelli, fundadora y directora de Acrux Partners (Reino Unido); Matías Bendersky, jefe de la Unidad de Alianzas Estratégicas y Movilización de Recursos del Banco Interamericano de Desarrollo (Estados Unidos), y Sebastián Welisiejko, director de Global Steering Group for Impact Investment (Reino Unido), entre otros.
Informes: gdfe@gdfe.org.ar
Fuente: La Nacion